LOS CUATRO ACUERDOS
Hace mucho, muuuchooo, muchísisisisismo tiempo (hace mucho, y hoy vaya), hubo un grupo de seres humanos unidos por sus inquietudes intelectuales.
Se reunían en un lugar muy, muuuuuy, muuyyyyy lejano (si que estaba lejos, de aquí claro, no de allí...). Al sur de lo que hoy conocemos y reconocemos como México. Otro continente para nosotros, europeos. Otra cultura para nosotros, actuales occidentales.
Dichas personas expresaron su saber de muy diferentes maneras y formas y por ello se les denominó “artistas” y a su obra, arte.
Pasó el tiempo, como siempre, y dicho arte así como dichos artistas y dichos seres humanos pasaron por diferentes etapas e historias dentro del recuerdo de la Humanidad. Hubo varias razones para que, poco a poco, su legado fuera difuminándose y fundiéndose con las leyendas, los mitos y los chamanes... Historias transmitidas de generación en generación. Historias de abuelos a nietos, de curiosos que escuchan y leen cuentos, de aquellos que saben que la sabiduría es ancestral... Y llegó el día en que, uno de esos seres humanos que oyó de cuna este conocimiento lo asumió, aceptó e interiorizó. Lo escuchó. Lo trabajó, lo cuidó y lo transformó. Lo compartió y lo enriqueció. Y después de conocer la inteligencia actual a través de la medicina, pudo re-conocer la inteligencia de sus mayores, en el día a día.
En la acción del ser humano. Y vio dónde nuestra sociedad actual se fundamenta, dónde se confunde y dónde debiera replantearse evolucionar. Y con la sencillez que da el querer ser entendido, el llegar a los seres humanos en general y no obstaculizarse con la multitud de idiomas, lenguajes, códigos, dialectos y jergas enumeró tan sólo 4 expresiones. 4 retos. 4 acuerdos para con los demás y con uno mismo. Principalmente, con uno mismo. Explicados en 153 páginas, que tampoco son muchas teniendo en cuenta de lo que se trata. Aquél grupo de personas vinculadas por el arte, acabaron vinculadas por la sabiduría. Tolteca. Y aquella persona que quiso compartirla con la mayoría también tiene un nombre: Dr. Miguel Ruiz. Y dichos 4 acuerdos son: Sé impecable con tus palabras. No te tomes nada personalmente No hagas suposiciones Haz siempre lo máximo que puedas Dicho así, suena bien. Leído así, es comprensible. Reflexionado, algo más complicado. Llevado a la práctica, mucho más difícil... Voy a ser impecable con mis palabras: “Mucho más difícil”, queda expresado correctamente como “difícil”. No “más”. Ni siquiera “mucho”. Añadir dificultad de esta manera “tan inocente” es alejar la meta y verla muchísisisisismo más compleja de lo que es. Así que, con saber que es un reto y que por tanto es difícil, me basta. Ahora no voy a hacer suposiciones: Luego no aventuraré que es “algo complicado”. Ni mucho menos, “más”. Está todavía en mi pensamiento, si es que estoy reflexionando. El hecho es que ya tengo conceptos, ideas y creencias desarrolladas. Lo complicado pues, será variarlas. No tanto la nueva acción, por sí sola. Así pues, varío mi foco de atención a lo realmente complejo... Nada personal: Mi lectura, lo es. Mi comprensión también. Las letras, las palabras y las frases que se construyen van caminando de lo objetivo a lo subjetivo. De tu pensamiento al mío... De mi intención al escribirlas y tu intención al leerlas... De mi experiencia a tu experiencia... Así pues, voy a hacer lo máximo que pueda: Me suenan bien estos enunciados. La propuesta del que escribe, que sean acuerdos conmigo misma. Me planteo y cuestiono varios de sus razonamientos. Dentro de estas discrepancias, entiendo que es una buena orientación. Que puede servirme y ayudarme a encontrar mis propias conclusiones y acuerdos personales. Uno de ellos, hace tiempo que lo adopté: si me muevo en un laberinto francés, por muy bien que lo pase, será costoso encontrar la salida (bien por tiempo, bien por sensación de pérdida, bien por frustración, cansancio, aburrimiento...). Sin embargo, si consigo perspectiva (un monte, una escalera, una avioneta...), el mismo juego es totalmente diferente... LiNo (Este libro llegó a mi gracias a www.OlaCoach.com cuando me preparé para la certificación dentro de las directrices de la ICF. Cuánto ha llovido desde hace. casi dos décadas).
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